En lo añorado están lo pasos de los recuerdos tirados al mar, que te devuelve un fuerte oleaje.
La añoranza te hace recordar aquello que ya forma parte de los recuerdos, esos mismos recuerdos que una vez fueron vividos, esos mismos recuerdos que con desprecio muchas veces los intentas desechar en la papelera del olvido, esos mismos recuerdos que una vez pasada la tormenta del odio formada por la impotencia, vuelven a ti, dándote cuenta de que la verdad es lo contrario a lo que creías que sentías, dándote cuenta de que en la presencia de lo añorado el odio corre por tus venas, y en la soledad sin su existencia física, lo añorado te recuerda lo sentido.
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