Aquella noche, tumbado en la hierba, con el rumor del viento, el rugir de las hojas en los árboles, con la luna allá en lo alto, y por compañía una vela.
Dejé de mirar aquel astro que me hipnotiza, para fijarme en la luz que ya apuntaba a expirar, vi como la cera resbalaba en forma de gotas dejando tras de si un rastro, llegando al fin del cirio, juntándose con las anteriores y agrandando el ya formado pequeño charco.
Vi danzar con la más de las dulzuras a la llama que en su cúspide, al son de una música que solo ella escuchaba, bailaba.
Y así me di cuenta de como es la vida, vivimos cada uno en nuestro mundo, siempre arriba pero cada vez más bajo, por que los años pesan, y nos van restando tiempo de nuestra mera existencia. Cada año una gota de cera que va con las demás ya solidas, para formar parte de aquel charco llamado recuerdos.
Y al final, como la flama, dejar de dar luz, y apagarnos...
Me encantó.
ResponderEliminarQue bien escribes capullo
:)